Aparto Suites Jardines de Sabatini constituye todo un ejercicio de innovación hostelera en el corazón de Madrid. Ubicado en el número 16 de la madrileña Cuesta de San Vicente, frente al emblemático Palacio Real, este proyecto, moderno y sugerente, en nada se parece al resto de la oferta de alojamiento de la zona. El bienestar, la libertad y el espacio para el usuario, unidos a una decoración fresca y práctica son sus señas de identidad. Por ello, a los servicios habituales de los mejores hoteles (recepción y conserjería 24 horas, limpieza diaria, lavandería…), se suman las ventajas de un apartamento, como una cocina totalmente equipada que propicia la absoluta flexibilidad de horarios.
Tras la inmensa cristalera de su fachada, aguarda al visitante todo el confort contemporáneo de este hotel, situado a pocos minutos de la Plaza de España, la Gran Vía, la estación del Príncipe Pío y el Palacio Real y, en su interior, la posibilidad de regresar al Madrid de hace casi un siglo mediante un insólito “viaje en el tiempo”.

Suites de distintas dimensiones, versátiles salas de reuniones, aparcamiento concertado con acceso directo al hotel, terraza solárium, desayuno buffet… y en su interior guarda un auténtico tesoro, unas joyas que han pervivido al paso del tiempo.
Sus elegantes suites, de 56 metros cuadrados, concebidas para el viajero más exigente, poseen un amplio salón con zona de estar y comedor. Dotadas de cama king size o de dos confortables camas gemelas, tienen capacidad para alojar hasta cuatro personas, a cuya disposición encontrarán todo el equipamiento de un completo apartamento en el centro de Madrid. De entre las suites, sobresale la Familiar, que además de poder albergar hasta cinco huéspedes, incluye un patio de juegos privado para los más pequeños.

El resto de habitaciones son cómodos estudios de 35 metros cuadrados adecuados para hasta tres personas. Al igual que las suites, ofrecen todo tipo de comodidades tanto en el dormitorio como en el cuarto de baño, en el que se ha pensado hasta en el mínimo detalle, como un manejable secador de pelo y una selecta colección de amenitiesque contiene productos de higiene, cuidado personal y desmaquillado. Y, como no podría ser de otro modo, existe un estudio reservado a los huéspedes con algún tipo de discapacidad física, en cuyo cuarto de baño se ha previsto una ducha de entrada sin barreras, con barras de seguridad y grifos accesibles

Al entrar en la moderna y luminosa recepción de Aparto Suites Jardines de Sabatini, el visitante se imbuye del más absoluto espíritu actual. Líneas limpias, contraste de blancos y colores intensos y una sutil alegoría al mundo vegetal presente en las columnas, cuya forma supone una abstracción de la de los árboles. Nada permite adivinar el secreto que el hotel encierra en su interior, y que supone un aliciente sin parangón para alojarse en él.
Se trata de un espacio único en España, una colección privada de automóviles antiguos y clásicos, impecablemente conservados y en perfecto uso, que se exhiben, como un valor añadido que ofrece este hotel, junto a fotografías del Madrid de principios del siglo XX, motocicletas, micro-coches, surtidores y toda suerte de piezas originales. Un museo único en su interior que lo convierte en un destino de excepción para su estancia en nuestra ciudad. Además de un sinfín de servicios pensados desde una óptica joven, funcional y distinguida.

La Terraza Sabatini es un espacio privilegiado, una de las terrazas más exclusivas de Madrid y probablemente la que goza de mejores vistas. Una preciosa panorámica del Palacio Real y su entorno es lo que se contempla desde esta azotea, que abre todos los viernes en horario de tarde, desde las 16;30 horas, y los sábados, domingos y festivos el día completo. La Terraza Sabatini ofrece una amplísima carta de bebidas en la que las estrellas son los cócteles, con o sin alcohol, perfectos para acompañar cualquiera de los platos de su carta informal, pensada ex profeso para compartir.

Para tomar algo, basta con ascender directamente desde la calle en el ascensor acristalado que recorre un gigantesco mural del artista brasileño Rogerio Fernandes y acomodarse en esta terraza, cuya única condición es un consumo mínimo de 10 euros.
A partir de septiembre, los fines de semana se volverá a disfrutar su afamado “Brunch de altura”