Prácticamente desde aquel 23 de mayo del 72 en que vino al mundo, Mar ha estado unida a la cocina; fuegos, guisos, leña, carbón, carnes, verduras, cazuelas de Pereruela… Era su hábitat natural, donde desarrolló un sentido olfativo y gustativo, muy singular para la cocina.
Sus abuelos, Eloy y Pilar, tenían un bar en la villa zamorana de Fermoselle. Corrían los años 50 y la construcción de la presa de Almendra daba mucho trabajo al entorno y el Bar España, que así se llamaba, (nombre común de bares en las zonas fronterizas) daba de comer a muchos trabajadores. Su madre tenía una tienda, pared con pared con el bar, donde vendía electrodomésticos, vajillas, cuberterías, además de especialidad en papel de pintar, lo más actual en decoración por aquellos tiempos.
Le encanta el olor a carbón, es el primer olor que recuerda porque en casa de la abuela cocinaban con él. Precisamente porque su madre, Meri, trabajaba decorando y empapelando casas, dejaba a Mar con la abuela Pilar en una salita al lado de la cocina, donde la pequeña Mar observaba como su abuela pelaba gallinas y patatas, o hacía bocadillos de callos y también los famosos champiñones, año tras año, mientras crecía.
Con 8 años cocino para la familia, una cazuela de arroz con pollo, sin sal (excepto la sal, gustó a toda la familia). Aquella receta que tantas veces había visto elaborar a su abuela, despertó su curiosidad por cocinar. Con unos 10 años descubrió las recetas de platos y postres que acompañaban las revistas, Lecturas y Hola, que compraba su madre para leer. Durante varios años disfrutaba elaborando platos y postres, desconocidos para su abuela, que, orgullosa, la vigilaba con el rabillo del ojo sorprendida de la meticulosidad con que cocinaba.
Con el tiempo sus abuelos se jubilaron y el Bar España estuvo 2 años cerrado. Ya en 1989 y con 17 años, Mar que preparaba su formación en estudios universitarios, les propuso a sus padres que volvieran a abrir el Bar España. Y así fue, cerraron la tienda y volvieron a abrir el Bar España, pero con varios cambios. Lo que antes era la tienda (local más grande) se convirtió en el nuevo bar y además restaurante; el Restaurante España.
Continuaron con los platos que mas funcionaban; chorizos al vino, callos y los famosos champiñones. A la par se apuntaba a todos los cursos que impartía la Junta de Castilla y León, aprendiendo el uso de técnicas y complementos para aplicar a sus platos; setas, caza, repostería, técnicas para macerar y aromatizar, etc.
Aquí comienza la formación de Mar como cocinera, desarrollando una intuición y habilidad especial para cocinar, junto a su madre, y también con la abuela, que vivía con ellos y con 89 años, iba a la cocina preguntando en que la ayudaba, “péleme unas patatas y ajos” le respondía Mar.
En 2008 se hizo cargo del negocio familiar cambió la decoración y lo enfocó todavía más a restaurante. Siguió formándose en la Escuela internacional de Cocina de Valladolid, aprendiendo a utilizar novedosas técnicas de cocina; al vacío, esferificaciones, y a baja temperatura, para crear platos nuevos que acompañen a su cocina de mercado y producto, armonizados con sus vinos de Los Arribes, y aoves de la tierra, como sus ya famosos bacalao en pisto o a la tranca, champiñones, cordero en salsa de almendras, el pollo de corral con verduras, o la más moderna y actual pizza de ternera sayaguesa que ha creado durante el confinamiento y tanto éxito está teniendo. Y de postre siempre periquillos, que, por cierto, tantas veces hemos hecho en casa con mi madre y hermanos, pues es una receta de toda familia fermosellana, y mis abuelos paternos eran de Fermoselle. Hoy, ya convertida en una de las Señoras del Duero, disfruta cocinando para su clientela venida de toda España.
Cuando se jubile, se imagina en una casa al lado del mar, cocinando para familia y amigos