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El restaurante Virrey inaugura su terraza de verano con una nueva propuesta de platos ideales para compartir

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Decía Yves Saint Laurent que las tendencias desaparecen y que solo el estilo permanece. El restaurante Virrey ha hecho suya esa máxima del genial modisto francés y saca de nuevo a relucir la impoluta mantelería blanca de su elegante terraza de la calle Zurbarán, invitando a todo aquel que busque calidad, selección de producto y buena cocina cuando el buen tiempo hace su aparición y la temperatura anima a disfrutar de las terrazas, algo tan propio del carácter mediterráneo. Una materia prima de primera que brilla gracias a la técnica del chef para el que el verdadero éxito es que su clientela vuelva recurrentemente y sientan que Virrey es su casa.

Para ello, el chef Carlos Fernández-Miranda recupera un año más su tradicional gazpacho en vasija de barro acompañado de verduritas al gusto, un plato que se convierte en obligatorio en cuanto llega el calor y que el restaurante ofrece a la manera tradicional. Las renovada terraza del restaurante suma nuevo mobiliario para hacer de este oasis del centro de la ciudad, el rincón favorito de una clientela que sabe que en Virrey se acierta siempre gracias a una carta basada en el buen producto cocinado sin estridencias, dejando que la calidad hable por si misma. El chef deja clara su impronta asturiana en una cocina que mira al norte en cada sugerencia de carta como las alcachofas con almejas a la marinera, los percebes o los bígaros, tan poco habituales en la capital.

Para los auténticos incondicionales del buen marisco, el restaurante ofrece la mejor selección del mar por encargo, incluyendo ejemplares tan poco habituales como el bogavante gallego de hasta de cinco kilos que el chef prepara con huevos fritos y patatas, un plato clásico de las zonas costeras y cuyo éxito replica el restaurante en la capital. Las vieiras, las zamburiñas o las ostras, platos perfectos para compartir bajo la agradable sombra de la terraza de Virrey, se suman a opciones como la ya famosa ensaladilla con lubina en aceite del restaurante o sus croquetas de jamón ibérico y huevo duro, una receta que el chef recupera del recetario familiar y que ha posicionado entre las más buscadas de Madrid. Las opciones de carne como el ribeye de vaca gallega de 50 días o el escalope de ternera asturiana, dejan claro que Virrey es mucho más que producto del mar y que en su cocina hay opciones para cada paladar.

Si de algo puede presumir el restaurante es de fidelizar a cada comensal que acude por primera vez a Virrey, ofreciendo honestidad, atención a cada detalle y ausencia de artificios en los platos, dejando que el cliente se deje conquistar con propuestas auténticas que llevan a recuerdos de las mejores mesas del pasado, mirando al futuro gracias a una técnica actualizada, pero con todo el sabor de la tradición. Claro ejemplo son los delicados postres del restaurante, donde el chef ha dejado la impronta clásica de los postres más recordados como las fresas con nata y bizcochitos de chocolate o la leche merengada que se sirve con un crumble de vainilla que aporta el toque crujiente y dos galletitas estilo lengua de gato, también elaboradas en el restaurante, que es un postre que el chef guarda un especial cariño y que transporta a los veranos más felices de la infancia. 

Calle Zurbarán, 8 Madrid. Precio medio: 50€

RESERVAS: virreyrestaurante.es

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